Un hombre, un vendedor

En su libro «Seducing strangers» (Seducir a desconocidos) el publicista y asesor de la serie «Mad Men» Josh Weltman insiste en que hoy en día el profesional medio dedica una gran proporción de su tiempo y energía a realizar actividades antes reservadas a comerciales y publicistas: presentaciones, pósters, charlas, encuentros… Weltman señala que el recurso a la imagen, la palabra y el sonido como elemento para movilizar a otros que antes era patrimonio de comunicadores y vendedores ahora forma parte del día a día de cualquier oficinista o emprendedor. Todos nos esforzamos para que los asuntos de nuestros correos importantes y nuestras actualizaciones en redes sociales llamen la atención, sean vistos y leídos, atraigan muchos clic y muchos «me gusta». Parece que hoy todo consiste en venderse.

Hombre anuncio por la calle
Hombre anuncio a la caza de clientes hambrientos

 

Es evidente que la tesis de Weltman tiene algo de interesado: si nos convence de que todos somos publicistas, venderá más ejemplares de su libro de publicidad que si se conforma con tratar de conquistar sólo a los profesionales del sector. Pero en cualquier caso creo que tiene razón. De hecho, el mundo del marketing online y el llamado Social Media tienen un término específico para esto: economía de la atención. En este tipo de economía en la que vivimos actualmente, los medios se disputan nuestra atención para colocarnos sus productos, convencernos de que tanto sus empresas como sus bienes y servicios son magníficos. La puerta para «colocarnos» las experiencias de cliente es precisamente nuestra atención y como somos seres curtidos, acostumbrados al bombardeo constante de anuncios, hemos desarrollado cierta inmunidad hacia los anuncios «normales» y ello ha obligado a los anunciantes a buscar nuevas vías para captar nuestro interés como las redes sociales.
En definitiva, vivimos en la época de «un hombre, un vendedor» y también en la de «un hombre, un posible comprador». Quizá se podría resumir ambas cosas con «un hombre, una venta», entendiendo por supuesto la expresión «hombre» como genérico de un ser humano, hombre o mujer.