La estudiante de primer curso de chino había aprendido recientemente que en el idioma de Confucio y Mao el futuro estaba detrás y el pasado, delante y arriba.
Así que -si lo había entendido bien-, de repente, el río no desembocaba en el mar, sino el mar en el río. Las corrientes iban al revés. Y el horizonte era eso que dejabas a tu espalda.
Siguió caminando por esos mundos de dios, confusa. ¿Qué era ella, destino u origen? ¿Mar o río ? ¿Dónde estaba y hacia dónde se dirigía?
Mientras pensaba en horizontes que quedan atrás, y en el pasado que tenía por delante, la estudiante de primer curso de chino no tuvo más remedio que perderse. Le hubiera gustado tener nociones de Literatura comparada e intertextualidad para haber ido dejando algunas miguitas como Pulgarcito -<<serían granos de arroz>>, pensó fugazmente-, pero en el primer curso aún no se veía eso. Así que asumió su confusión y siguió caminando.
© Elena Alemany