«Houston, tenemos un problema».
Todos los años cuando llega junio me repito esta frase a mí misma, no porque sea el momento de preparar la declaración de la renta, ni porque se acerque mi cumpleaños y una ya vaya teniendo una edad, sino porque cada mes de junio sé que me espera la convocatoria del premio de relato Javier de Mier. Una especie de cobrador del frac que en lugar de reclamar dinero reclama un manuscrito nuevo de entre 5 y 12 folios a espacio y medio en Times de cuerpo 12, de tema libre. Y a ser posible que responda al concepto del cuento literario, cuestión bastante díficil. Es implacable, pero al menos tiene el detalle de aparecer sólo una vez al año.
A lo largo de los más de quince años que llevo participando en este concurso ininterrumpidamente he desarrollado una cierta tranquilidad: pase lo que pase algo me saldrá y con suerte será medianamente presentable. Debo decir que el concepto de presentable es de lo más elástico y también que manejarte en términos de cuentos presentables disminuye tus posibilidades de ocupar el cuadro de honor del concurso. En otras palabras, colecciono toda la variedad de «premios para no ganadores» que se han entregado a lo largo de todas las ediciones, pero me lo tomo con deportividad.
Este año en mi cabeza se ha producido algún tipo de clic y de repente he entendido qué es lo que la gente tiene en la cabeza cuando piensa en un relato o un cuento literario y he sido capaz de entender qué le faltaba y qué le sobraba a mi boceto de cuento para encajar en esa categoría y para ser un buen relato. Afortunadamente mi descubrimiento tuvo lugar antes de la entrega del cuento, lo que me dio la oportunidad de reescribir y acercar el texto a lo que creo que debería ser.
Ignoro a qué se ha debido exactamente este clic, pero supongo que será el efecto acumulado de lecturas, escrituras y observación de la vida real. Seguro que el libro «Wired for Story» de Lisa Cron, con su insistencia en la importancia de la empatía y la búsqueda de sentido por parte del lector y sus apuntes sobre neurología me han ayudado. Y seguro que el magistral libro de cuentos «Catedral» de Raymond Carver también lo ha hecho.
El magnífico «Cinco golpes de genio«del escritor cubano Ronaldo Menéndez está desencadenando otros clic en mi cabeza (esto más que a un momento «¡eureka!» empieza a parecerse a una ración de palomitas de maíz explotando en el microondas), aunque estos descubrimientos los aplicaré en próximas ediciones.
Mientras sigo avanzando con mis lecturas y descubrimientos os dejo los detalles de estos tres libros, de lo más recomendables.
-«Wired for Story– The Writer’s Guide to Using Brain Science to Hook Readers from the Very First Sentence». Lisa Cron. Random House. New York, 2012.
-«Catedral» Raymond Carver; traducción de Benito Gómez Ibáñez. Anagrama. Barcelona, 1999.
-«Cinco golpes de genio. Técnicas fundamentales en el arte de escribir cuentos» de Ronaldo Menéndez. Alba. Barcelona, 2013.