Un poquito de por favor: introducción a las “collocations”

Si llevas mucho tiempo aprendiendo inglés te resultarán familiares unas visitantes algo molestas y escurridizas que les encantan a los profesores de las clases intermedias o avanzadas. Estas visitantes incómodas campan a sus anchas en los libros de inglés y responden al nombre de “collocations” [/ˌkɒləˈkeɪʃən/]. Las hay para todos los gustos y de todos los registros.

Su mala fama procede de que muchos alumnos de inglés no entienden en qué consisten y de que aprenderlas y usarlas supone un trabajo extra. Con ellas no basta con aprender la definición, pronunciación y una frase de ejemplo, sino que hay que aprender las palabras de las que están compuestas y fijarse en la “colocación” de los elementos, qué palabra viene antes y cual después, qué tipo de “cadena” se articula y en qué situaciones se emplea. Lo esencial de las “collocations” es que sus eslabones no son sólo una cuestión gramatical sino de sentido y de uso “natural”.

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Aquí no hay quien viva

Veamos un ejemplo español de “collocation”. Hace unos años la expresión “un poquito de por favor” se volvió muy popular a raíz de la serie “Aquí no hay quien viva“. La razón por la que nos hacía gracia es precisamente que desafía la “colocación” normal. Cuando se empieza a decir “un poco” o “un poquito” con tono de recriminación o de súplica lo normal es continuar diciendo “de cuidado”, “de vergüenza”, “de consideración”, “de silencio”, es decir “un poquito de” + sustantivo (y no cualquier sustantivo, en este caso son sustantivos comunes y abstractos; por ejemplo no es habitual decir “Un poquito de Miguel”).

La locución “por favor” no pinta nada después de “un poquito”, es un intruso, y por eso nos hace gracia, porque rompe la expectativa y esa sorpresa nos genera cierta risa… Sin olvidarse por supuesto del aire de suficiencia bobalicona con el que el portero de la serie (Fernando Tejero) decía la frase “inesperada” o “incorrecta”, cosa que la volvía más cómica. La frase surgió de un error y como cayó en gracia, se utilizó a menudo en la serie e incluso en una campaña de educación vial.

Collocations, writings y narrativa

En los writings en inglés, las collocations son como las letras raras del Scrabble: suman muchos puntos porque no todo el mundo es capaz de encajarlas. Así que si te piden escribir un artículo o un informe en inglés para evaluar tus writing skills es muy buena idea “encajar” unas cuantas “collocations” de palabras adecuadas al tema, el destinatario y al registro (formal o informal) del texto en cuestión.
Sin embargo, si tratas de hacer lo mismo en tu propio idioma en un cuento o en una novela, estás perdido, porque lo que suma puntos al escribir en un segundo idioma los resta al escribir narrativa en tu lengua materna.
Recuerdo cómo en las  primeras clases de escritura creativa de la Escuela de Letras nos prevenían contra las expresiones gastadas del tipo “sus bien torneadas piernas”. Pasada de moda o no, las “bien torneadas piernas” son una “collocation” en español.
Y es que la buena narrativa aspira a sorprender y a crear nuevas combinaciones línea a línea y frase a frase (además de construir sentido), mientras que una buena prosa académica o de tipo periodístico -especialmente en un segundo idioma- es la que muestra que el autor es capaz de utilizar las piezas de Lego homologadas por el uso común, adecuadas al tipo de registro, naturales, “idiomáticas” y eficaces.
Cuando se trata de prosa académica el uso sorprendente de palabras se convierte fácilmente en “chirriante“. Lástima no haberlo tenido tan claro cuando hacía mis dissertations para el Master de Literatura Comparada en Londres…

 

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