Si pintores como Picasso tenían sus épocas azules y rosas, los blogueros y escritores tenemos nuestras “epo-series”, es decir, momentos de fascinación transitoria por alguna producción televisiva que filtra nuestra forma de percibir el mundo y desata entusiasmos momentáneos.
En mi caso, hace años tuve una época CSI (gotas gravitacionales; AFIS y CODIS) con subépocas por ciudades, después experimenté un momento Life (“todo está conectado”, aquel mural lleno de fotos y la obsesión por la fruta fresca) y más tarde una temporada Homeland (pastillas, sangre, aviones, secretos y versiones) que dio paso a una intensa época Mad Men, para después desembocar en un tiempo House of Cards. Ahora, definitivamente, estoy en plena fase The Closer.
La serie creada por James Duff y protagonizada por Kyra Sedgwick ha sido una de las ficciones norteamericanas por cable con mayor índice de audiencia en EEUU. The Closer se llama así porque hace referencia a los agentes que cierran los casos al conseguir confesiones, como acostumbra a hacer la temperamental Subjefa Johnson. El secreto de la serie está en que posee tramas y enfoques variados e interesantes y por el peso que da a la relación entre personajes con bastante “carne” y gracias también al magnífico casting (listado de los capítulos de las 7 temporadas).
“Fate Line”, el capítulo de la cuarta temporada que vi hace unos días en Divinity es un ejemplo magnífico para explicar la base teórica de la estadística: la hermana del novio de la subjefa Johnson es “intuicionista” y tiene una serie de visiones sobre un caso (otoño anaranjado, un río, un tren, una moto…) a las que inesperadamente el inspector Tao, experto en informática y persona normalmente muy meticulosa, otorga credibilidad y va encajando a posteriori.
El capítulo explica muy bien cómo el foco del crédulo da relevancia a unos elementos frente a otros y ensancha el significado de las predicciones para que encaje en la versión final a la que se ha llegado siguiendo las pruebas del caso (fragmento del capítulo en vídeo; detalles sobre el argumento aquí).
Pues bien, la estadística intenta precisamente evitar la intrusión de las expectativas, creencias y los miedos del observador en el análisis. Se trata de ponérselo más difícil a las “intuicionistas” y los inspectores Tao del mundo para que no nos den gato por liebre al investigar casos policiales o al realizar o interpretar un sondeo electoral.
¿En qué “epo-serie” vives tú? ¿Eres de los que se apasionan con las series? ¿Has aprendido algo con alguna?
Cuenta tu punto de vista en un comentario.
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