El rey del Pictionary: introducción al idioma emoji

Hace unos días me remitieron por Whatsapp una imagen con 21 refranes representados mediante emojis.

21 refranes expresados mediante emojis
21 refranes expresados mediante emojis

 

Me daban a modo de pista la primera solución (“A caballo regalado no le mires el diente”) para que me animase a tratar de descubrir los otros veinte refranes escondidos en los iconos de Whatsapp. Como me interesan los emojis y la comunicación visual, me puse a tratar de deducir qué significaban.

Mientras iba descubriendo algunos de ellos me fui fijando en mi proceso de decodificación, que me recordaba mucho a cómo abordo las traducciones inglés-español. Y en realidad el procedimiento que empleamos para interpretar emojis se parece mucho al de traducir de un idioma a otro, porque se trata de transformar un lenguaje visual en uno verbal y para ello atendemos a elementos que funcionan como vocabulario y otros que hacen las veces de elementos gramaticales y todo ello se realiza dentro del contexto cultural del emisor y el receptor.

De los 21 refranes “cifrados”, 14 me resultaron muy fáciles de identificar: mientras los traducía tuve la sensación casi de estar leyendo. Mi proceso de decodificación de estas 14 frases fue así: empezaba a “traducir” imagen por imagen y rápidamente en mi mente “saltaba” una asociación a un refrán completo que me permitía eliminar las connotaciones inapropiadas de la imagen y obviar ciertas incongruencias (de esto me daría cuenta después). En muchos casos ni siquiera necesitaba “leer” los últimos iconos.

Hubo sin embargo 7 frases visuales que se resistieron a mi interpretación. En algunos casos (nº 12) se me ocurrían varias posibles interpretaciones pero ninguna convincente, mientras que en otros (nº 9 y nº 13) intuía por dónde iban los tiros pero la traducción que obtenía no me cuadraba. El caso más llamativo y surrealista para mí fue la frase número 7 “¿gamba dormida no hace surf?”, “¿a la gamba dormida no le gusta el arte japonés?”.

 

Refrán número 7 pendiente de ser interpretado
Misterioso refrán número 7

 

¿Qué estaba pasando? ¿Cuál era el problema? Veamos si un poco de teoría de la comunicación nos ayuda a entenderlo. Cuando un “lector” se enfrenta a un código visual de este tipo lo que hace es decodificar imagen a imagen e ir combinando cada palabra obtenida con su “enciclopedia” de refranes para determinar si su interpretación signo a signo es correcta. El lector va modulando lo que ve/interpreta en función de su conocimiento del referente (el refrán “oculto”).

En el caso de la frase 7 de la gamba, fui descifrando literalmente los elementos y como no me “saltó” ninguna asociación me tuve que quedar con la interpretación más literal de las imágenes. Los elementos que veía eran los siguientes 1) una gamba grande (o lo que mi entorno castellano-madrileño se llama “langostino” o “gambón”), 2) el signo “zzz” que es la onomatopeya que en los comics indica que alguien duerme, 3) el dedo que señala a la derecha y 4) una ola bastante vertical y enfática, típica de las escenas de surf (según me indica mi enciclopedia de artes visuales) o propia del arte japonés (el icono se parece mucho a una obra de Hokusai que reproduzco más abajo y los emojis son de origen japonés; más información sobre Hokusai aquí).

 

Ola de Hokusai
Ola de Hokusai

Con esa información las interpretaciones a las que llegaba eran “gamba dormida no hace surf” o “a la gamba dormida no le gusta el arte japonés” y ninguna de ellas se parecía al vocabulario ni al enfoque de un refrán español. De hecho, ni siquiera podía afirmar que el “no” fuera la interpretación correcta del dedo que señala a la derecha. Lo había leído como un “no” porque la gamba estaba dormida y mi “enciclopedia” de refranes dice que en los refranes «dormir» o «dormirse» suele tener una connotación negativa, suele ser algo que permite que te roben o te perjudiquen de algún modo (es decir, la cadena “dormido/a”; o “dormirse” suele ir seguida por un “no” o por algo con sentido negativo).

En resumen, como donde vivo y entre la gente de mi edad no es habitual ningún refrán con elementos parecidos a gambas que duermen y tienen o dejan de tener olas, me quedé como estaba, compuesta y sin refrán a la vista.

Intentando arrojar luz sobre el dedo que señala a la derecha, revisé las frases anteriores en las que aparecía ese signo y que había podido descifrar. En la frase 3 el dedo significaba “por” (preposición). La frase 4 incluía dos manos que parecían significar “flecha a la derecha” como signo de avance en internet y permanencia, mientras que la mano en la frase 18 equivalía a “que no”. Por otra parte, en la frase número 19 significaba claramente “pero” y en la 20 significaba “da”.

Conclusión, el autor de los refranes visuales utilizaba el dedo señalando hacia la derecha como enlace multiusos, una especie de preposición polivalente que el lector descifraba correctamente porque conocía el refrán y podía saber cuál de esos posibles significados cuadraba mejor con la frase visual a traducir. El comodín del público, vamos. (Para los lectores más impacientes diré que el texto del refrán número 7 es: «Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente»; yo no suelo emplear la palabra «camarón» salvo si pido una tortilla de camarones en un restaurante andaluz y no recordaba el refrán, aunque seguramente lo habré oído alguna vez).

Otro elemento que se repetía en varias líneas y parecía tener valor de enlace o preposición era el icono de prohibido. En 5 de las 8 ocasiones en que aparecía se empleaba con significado de “no” (1= no; 8 = significado desconocido; 10 = no; 11= significado desconocido; 14=no; 15=no; 16 = poco, 20=no). Los significados de prohibido no me sacaban de dudas pero añadían otro elemento más de enlace en el idioma de nueva creación.

Otra frase que me resultó bastante confusa es la número 11. Para mí significaba algo relativo a un niño dormido que es un ángel y le da gracias a Dios, pero en realidad el refrán representado tenía más que ver con levantarse temprano y recibir apoyo celestial, como veremos cuando publique todas las soluciones.

Para terminar, me gustaría señalar cuatro conclusiones que he extraído de estas cadenas de emojis-adivinanza y de la reacción de quienes las hemos leído:

  1. Lo mucho que nos gustan a los seres humanos los pequeños retos acotados, preferiblemente en forma de lista.
  2. El placer inmediato e innegable que nos produce desentrañar “misterios” y comunicarles a los demás que los hemos desentrañado.
  3. Lo intuitivo que es el uso de la gramática por parte del emisor de estos mensajes y por parte del receptor, aunque este uso tan flexible implique bastante ruido cuando el refrán de referencia no ha aflorado.

Y, por supuesto, la importancia del contexto para la comunicación y para la traducción.

 

 

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